Si quería…
Sí, quería.
Hay una nueva flor. Tres poemas para las flores. Dijo mi abuela que el semiólogo considera a la comunicación una flor. Todo es culpa de Paula, que me trajo a Cortázar y sus cronopios. Solo, no tengo genio ni sentido del humor y estoy super pre-menstrual.
Romper las barreras, dijo ella. Escribir bien, dije yo. Bueno, reflexionó, una combinación de los dos.
Nunca había entrado en
Una vez esperé a una amiga que llegaba tarde, en el Paseo San Juan. Íbamos a un estudio, me haría fotos desnuda. Mi amiga está lejos, la vida es así. Pero sé que un día nos encontraremos de nuevo.
Sí, quiero. Si pudiera: reírme todos los días; todos los días reírme de mí misma. Dejar de tener prisa. Siempre tuve prisa. A veces pienso que Merlí está en mi vida para compensar mi prisa. Y Acción. ¿O era Osadía?
Jack vio en mí un vampiro. Yo vi en él al hombre lobo.
A veces me asusta mi egoísmo. Mi egoísmo es tan grande que en secreto me obligo a amar un poquito menos, para no sufrir tanto. Y a veces es así como el amor se me muere.
Si quiero aún puedo contarte más. Estoy rota, nada especial, porque sé que todos lo estamos. Echo de menos sentarme a charlar de lo rotos que estamos todos. Pero ahora ya es aburrido, porque ya sabemos de esguinces y roturas. Mírame: lo tengo todo y si algo deseo es más de lo que tengo. Codicia: mi condición humana.
Lorca se opone con caballerosidad. ¿Quién puede resistirse a la voluntad de un caballero?
Me niego a abrir la jaula de las frustraciones, envidias, celos. Hoy mismo, sin ir más lejos, podría haber sentido celos de mi hermano. Pero no fue culpa de él. Tampoco de la abuela, que ya está mayor.
Me equivoco, si quiero. Me equivoco, si puedo. Me equivoco, sin remedio. Los errores soy yo, interactuando con el resto.
Me dijo: podemos hacer de la inercia una bola de papel y lanzarla desde el balcón hacia la papelera de la calle. Canasta yo, para mi asombro.
¿Las almas hacen canastas?
Un ángel llega tiritando. Su voz castañea en el óxido de una noche de nubes quietas, nubes que recuestan a la luna, que la mecen en sus brumas. Es la noche en que busco una promesa, yo, que nunca creí en las promesas. Yo, que nunca pude prometer nada y, si lo hice, incumplí, no por olvido, sino por falta de convicción. Es el momento que rige. Ahora, hoy, esta noche, quería…
¿Cómo afrontar el futuro cuando me siento tan mezquina? Sólo la reafirmación de mi ego puede darme la estabilidad que busco en otros.
no sé si te he entendido muy bien, pero me ha encantado el texto.
ReplyDeletePiensa que la derrota no es una opción... Tienes derecho a encontrar el equilibrio, coje las zapatillas de ballet, y empieza a practicar ;-P
ReplyDeleteYo ya tampoco lo entiendo ya... Pero poco importa, al fin y al cabo, sólo me dejé llevar un poco. ¿A dónde podrían llegar los experimentos? ¿Derrotas? ¿Cómo? Estoy a punto de llegar a la colina desde donde veré adónde quiero ir... Pero gracias por pasarme las zapatillas de ballet :-)
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