La nueva situación me hundió los primeros días, semanas o meses. Me traumatizó durante años y aún hoy, a pesar de los mecanismos desarrollados y de los logros materializados, me persigue en ocasiones.
Las mañanas lluviosas, encerrados en clase, nadie quería jugar conmigo. En el cine a mi lado siempre había asientos vacíos. Y en las fiestas de cumpleaños nadie me sacaba a bailar.
Pronto aprendí que podía ser inteligente y manipular las circunstancias a mi favor. No se me ocurrió otra cosa que doctorarme en el hábil arte de la mediación. Recuperaría a mis amigos si podía conseguirles a mis amigas y viceversa. Tuve éxito, pero la jugada me iba a resultar cara. No contaba con el imprevisto de que mis chicos favoritos jamás me iban a preferir y de que, si alguna vez me besaban, me tocaban, me hacían el amor (el escarnio duró bastantes años), lo comentarían entre ellos y se reirían a mi costa.
Y me preguntarás quizás, porqué te cuento esto.
Dicen que “somos los que éramos a los cinco años”. No estoy de acuerdo. Yo a los cinco años era una niña mucho más feliz que ahora… Descubría mi imaginación y nada la había dañado todavía.
queridísima stella,
ReplyDeleteeres una de las personas más bellas que conozco y probablemente conoceré y no lo digo por el artículo, lo digo porque lo pienso.
el problema está en el otro o en la otra. como decía sartre con quien no suelo coincidir pero que en este caso me viene como guante a la mano, 'el infierno son los otros'.
también creo que a los cinco años tenemos características innatas que con el tiempo mantenemos. tú seguro eras una superviviente porque ya creabas tus propios mundos imaginarios, esos que hoy te hacen ser la persona maravillosa que todas conocemos y queremos y admiramos.
totally, stella, totally, no lo olvides!!!!
¡vaya!
ReplyDeleteNo buscaba adulación, pero no veas lo bien que me ha sentado. ¡Gracias, Paula!
Totally...
Yo no lo recuerdo como tu lo cuentas. No, no.
ReplyDelete(Siempre hubo excepciones; y hay que recordar que esto es un blog, no mi diario personal. A pesar de todo, cada uno recuerda el pasado a su manera. Por ej. recuerdo una persona en concreto que me odiaba tanto que me pegaba, y al verle después de años lo único que recordaba él era el cariño que me tenía).
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