Thursday, November 01, 2007

Redford McCalahan, doctor

Visitamos al famoso doctor en su consulta y nos conduce hacia el patio. Rodeados de flores en esta cálida tarde otoñal, el sol en sus atractivos ojos verdes, McCalahan nos aclara que sólo accede a la entrevista porque no le gustan los rumores y, dado que no guarda secretos, prefiere contar la verdad y que la gente se dedique a sus propias vidas.

Stella Blue: Se rumorea que lo de salir del armario un día sería inevitable, que siempre demostró usted tendencias un tanto afeminadas.

Redford MacCalahan: Nunca me ha gustado la expresión “salir del armario”. Mi experiencia personal ha sido profunda y sorprendente, ponerle un calificativo frívolo la desvirtúa. En cuanto a mis tendencias afeminadas… Tuve la suerte de crecer rodeado de mujeres fantásticas y creo que eso ha contribuido benéficamente en hacer de mí la buena persona que quiero ser. Sería de gran ayuda para la humanidad que todos los hombres fueran un tanto “afeminados”. Es más, los grandes hombres que conozco poseen esa cualidad.

SB: ¿En qué consiste su experiencia personal?

RM: Un día conocí a alguien que me hizo descubrir el otro lado de mi sexualidad. Quizás intuía que la llevaba dentro, pero es algo que nunca me había planteado. Creo que es algo que a todos nos puede pasar.

SB: ¿Dejó entonces de sentirse atraído por las mujeres?

RM: ¡No! (Risas) Pero intento no mezclar. Ahora estoy en una fase masculina. No quiero confundirme. Especialmente no en este momento.

SB: ¿Qué tiene este momento de especial?

RM: Bueno, me acabo de enamorar, y es distinto a todo lo que me ha pasado hasta ahora, es, y espero que no se me tome por cursi, muy místico, muy espiritual.

SB: Estamos muy interesados en escuchar la historia…

RM: No sé muy bien por dónde comenzar.

SB: Podría comenzar por cómo se conocieron.

RM: Nos conocimos en la red. Eran unos días en los que estaba un poco desilusionado respecto a las relaciones, pensaba que quizás mi vida iba ahora a ser así: una noche, tras la cual mi interés disminuiría siempre. De alguna manera era como regresar a la adolescencia, pero, al ser la situación distinta… Quiero decir que, ahora, con mis hijos, mi profesión, la vida montada, pensaba, por ejemplo, que tal vez me quedaría solo, que una experiencia tras otra era lo que tocaba, que nunca volvería a conocer el amor, cosa que cuando era más joven ni siquiera me planteaba. No era un miedo general a la soledad, porque nunca me he sentido solo. Era más una resignación melancólica a que nunca iba a experimentar algo que, a un nivel profundo, sospechaba que necesitaba.

SB: ¿Y entonces apareció el amor?

RM: Y entonces apareció el amor (rubor en las mejillas)… Conocí a este hombre fantástico con gran sentido del humor, un sentido del humor con el que yo me identificaba, a través del cual se construyó una complicidad muy fuerte. Me hacía reír y su personalidad me atraía mucho. Deseé conocerle en persona, pero no por sexo, como a otros, sino porque sentía ya que era una persona importante en mi vida.

SB: ¿Estaban nerviosos al conocerse?

RM: Estaba nervioso justo antes de llamar a su puerta, pero en cuanto escuché su voz por el interfono, sentí una alegría muy genuina y me relajé. La verdad es que una vez frente a frente no hubo nervios ni intriga ni incomodidad. Desde el primer momento fuimos amigos, que de hecho era lo natural, pues ya éramos amigos de nuestras charlas a través de la red. En ningún momento se planteó la cuestión sexo, la tarde fue fluyendo… Y cuando sucedió: ¡bang! Fue una conexión absoluta, una comunión total. Eso que cuentan de tu otra mitad. ¿Sabes cuando no necesitas aclarar nada, dar instrucciones, pedir, sugerir, cuando todo fluye, cuando todo es perfecto, cuando sale la luna y es llena y grande y la brisa es dulce y el mundo parece girar para ti?

SB: ¡Vaya! ¡El amor de su vida!

RM: Pues sí. Y me ha ayudado mucho a comprender el cambio este que hice, sin reflexionar mucho al respecto, sin plantearme demasiado la cuestión gay. Al fin y al cabo, yo no he cambiado, soy la misma persona. Pero quizás era necesario este pequeño cambio para encontrarle a él.

SB: ¿Alguna frase de despedida?

RM: La vida está llena de sorpresas y lo bonito es vivirlas. Las oportunidades de ser feliz son ilimitadas cuando mantenemos la mente abierta al amor. Sé que, de nuevo, puede sonar cursi, y espero que el hecho de que esté enamorado, no afecte a la credibilidad en mi práctica.

SB: Doctor, eso por descontado. Se sabe que cuando uno está enamorado, es cuando da lo mejor de sí.

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