Wednesday, August 22, 2007

Stella Blue entrevista a Gina Lis

Llego a la cabaña una primera mañana de otoño y el paisaje es aún verde. Gina Lis me abre la compuerta a su reino, desnuda. Su cuerpo se mantiene firme y su naturaleza pelirroja no presenta síntomas de mutación. En sus ojos verdes han crecido mariposas amarillas, rojas, o quizás siempre estuvieron allí. Me indica el camino hacia el porche trasero y nos sentamos junto a una pequeña torna donde moldea una vasija.

—Cuando quieras —me invita.

—Bien… Empezaremos con algo de rutina, para calentar.

—¿No vas a grabar?

—No.

—¿No vas a tomar nota?

—No.

—¿Y cómo vas a recordar luego?

—Da igual… Luego escribo lo que quiero.

Parece estar de acuerdo, de modo que comienzo:

SB: Hace ya diez años que te retiraste de la escena. ¿Echas de menos aquellos tiempos?

GL: Echo de menos los fines de semana con la banda, que la música sonara desde el primer café de la mañana.

SB: ¿Quién escogió el nombre “Los solipsistas”?

GL: La polla de Sam, por supuesto.

SB: ¿Todavía estás en contacto con Chardo, Carol y Sam?

GL: Con Chardo bastante, se viene de vez en cuando a pasar unos días, a desintoxicarse de la ciudad, de la familia y de la productora, que le estresa bastante. No sé nada de Carol desde que el año pasado se rompió una pierna y la fui a ver al hospital. A Sam no puedo ni llamarle, su mujer no nos deja.

SB: Algunas cosas no cambian…

GL: Yo sí. Ahora no me afecta tanto, estoy más tranquila con mi don/defecto desde que vivo aislada y me han salido algunas arrugas en la cara.

SB: ¿Algún arrepentimiento?

GL: Haberme pasado la vida pensando que la gente me odiaba y no hacer nada para cambiarlo. Si desde el principio hubiera escogido otra estrategia que la de la defensa a través del desprecio, quizás mi vida sería hoy distinta. Pero no me quejo… Prefiero pasar las mañanas desnuda con las manos en el barro que siendo la criada encubierta —hoy en día las mujeres dan las más variadas excusas— de un hombre que al fin y al cabo sólo me quiere para el sexo.

SB: ¿Fue así con Sam?

GL: Lo nuestro nunca fue sexual. ¿Fue así con Chardo?

SB: Nunca tuvimos mucho tiempo para el sexo, siempre de fiesta, siempre de gira, siempre drogados… Yo no estaba de muy buen humor cuando por fin nos quedábamos a solas.

GL: O sea, que sí, que sólo te quería para el sexo pero además no te satisfacía.

SB: Las preguntas las hago yo.

GL: No me sorprende de Chardo, aunque soy la menos indicada para decir nada, creo que es el único amigo que tengo en estos momentos.

SB: ¿Qué pasó entre Sam y tú?

GL: Me llevó de viaje con su familia a una isla, al cumpleaños de su abuela, a ver la tumba del abuelo, una historia rara, la verdad. Hubo un asesinato… Vi quién fue. Después de eso no quise saber más de Sam, fuera del local de ensayo.

SB: Debió ser duro, era tu mejor amigo.

GL: Bueno… Todo amor se acaba olvidando…

SB: Dices que viste quién asesinó, sin embargo, aquel caso se cerró sin solución…

GL: Veo que no has leído mi novela.

SB: Sí la leí, pero eso es ficción.

GL: Tan ficción como una investigación policial.

SB: No creo en el solipsismo.

GL: Tampoco yo.

Gina Lis se levanta, se limpia las manos en las caderas, alcanza el paquete de cigarrillos y me invita a uno. Se lo agradezco pero rechazo. Ella se enciende uno, me mira por última vez y se va, descalza y ligera, hacia los árboles.

1 comment:

  1. me encanta el personaje de gina lis, stella, dale volumen y deja que vuele porque es enorme... quiero más!!!!

    un abrazo!

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