Tras espesos cabellos parpadeó sin mirar. En sus manos un canuto recién liado y un mechero cuyo fuego comenzaba a calentar fragmentos de droga que esperaban dentro. Bolsa de sorpresa para dieciséis años de belleza. A sus pies la mochila del cole. Agazapada a solas en un portal, a las ocho y media de la mañana, encendió su tronco. Ya me alejaba cuando la escuché inspirar. Dependencia, opresión, oscuridad.
Parece la versión mas perversa de lulú.
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